Monday, June 19, 2006

19/12/03 El azar cuenta 1 2 3 4

Empezaré por el final contando la historia de un día de San Juan que es una fiesta de diversión muy especial en todo el Mare Nostrum, la más esperada por mí, de todo el año.

La verbena de este año era más especial aún, pero en negativo. La quería pasar llorando mi pena, por la relación imposible con mi Madona, separados por la distancia entre la ciudad Condal y la Villa y Corte.

Pero la mariposa de la teoría del Kaos o la ley de Murphy y las brujas de esta noche mágica o todos juntos no me dejaron llorar a gusto.

Al contrario, el azar por culpar a alguien, sin yo pretenderlo me puso en los brazos tres bellas jóvenes voluptuosas el mismo día. Inaudito¡¡¡¡¡.

Increíble pero cierto, visto como se desarrolló, tampoco me quejo, pasé bien la prueba y mantuve en mi mente y mi corazón las 4 bolas del azar. Pruebas a mí?

Siempre me quedará la duda, si los dioses se equivocaron al pretender castigar mi osadía de cuando los desafié hace ya algún tiempo, o si el mismo diablo del aquelarre me daba un respiro para fumar un cigarrillo. Bueno 3 más uno lejano.

Nunca me he torturado y para un día que me apetecía, no me salió bien, pero no estuvo del todo mal, lo cierto es que cuando me acuerdo todavía me río.

“ NO llores, pues las lagrimas no te dejaran ver las flores”. Que razón tenía el poeta y que lindas eran las tres brujas buenas.

Las lágrimas por mi Madona se fueron secando con el tiempo y las brujas buenas se transformaron en princesas soñadoras que volvieron a sus castillos.

Y yo, caballero que quiso llorar, me quedé sólo y con mi lanza. Del escudo me desprendí hace mucho.


Mi noche mas mágica de San Juan del siglo XX

Mi noche mágica por excelencia es el solsticio de verano. Este fin de siglo fue apoteósica y extraordinaria por los hechos contrapuestos que me acontecieron. Yo quería constreñir mi corazón y contrariamente a mis deseos se hinchó como un globo.

Las fiestas de Junio con sus noches mas cortas del año se celebran en el Mediterráneo como en casi todas las culturas de todos los tiempos. Son el paradigma del gozo de los sentidos terrenales. Lo explican mejor lo estudiosos de advenimientos populares. Yo os contaré lo que a mi me pasó este año 2001.

Recuerdo las verbenas de mi adolescencia con la explosión hormonal, con el calor del Sol en la piel traído de la playa. Cohetes, petardos y hogueras populares, esta noche nadie duerme y se amanece en la playa. La falta de estas emociones me afecta con melancolía. Por eso es mi noche nostálgica por excelencia, por que la he idealizado.

Me había propuesto sufrir por amor, este año debía ser el más triste de todos. Me preparaba para llorar mi dolo de amor por mi “gata” yo solito por primera vez. A las madrileñas de pura cepa las llaman gatas. Mi amor imposible por la distancia, Maria.

Paradójicamente tuve que luchar con tentaciones de ofrendas lúdicas y lúbricas, concentradas en un solo día con tres bellas enamoradas, las llamaré por discreción Princesa, Maga y Dama. Increíble pero cierto. Este día contra mi voluntad, pero no tardé mucho en caer.

Los dioses (digo yo) empeñados en castigar mis antiguos desafíos, no me iban a dejar que llorara a gusto mi única amarga experiencia por desamor. Mi primera y última de momento. “A la vejez viruelas...”

La Princesa.
Prins esa noche prefirió salir de fiesta con sus amigas. Nada que objetar, yo deseaba que se lo pasara bien, así sería mas doloroso mi llanto. Pero ya veréis lo que me pasó con ella.

La Maga.
Compañera de trabajo también madrileña estaba sola en Barcelona, me había propuesto en varias ocasiones salir juntos, yo no encontraba el momento pero se lo debía. Hoy podía ser el día apropiado. Así hablando un rato con ella me iría preparando para mi noche de dolo y melancolía.

La Dama.
Se había enamorado de mi voz y me buscaba. Dejó su número de móvil en mi contestador para conocernos en una cita mágica a ciegas... por cortesía debería llamarla. Gravé mi respuesta en su buzón, mejor así. Con estas palabras más o menos le agradecía su invitación;
“Esta noche entrañable, sueño con la Luna, la playa..., y si no se cumple mi sueño esotérico y sensual prefiero quedarme sólo. Gracias.”

Llamo a mi compañera Magi le comento mi nostalgia y me excuso porque especialmente esta noche no deseo salir. Me quedaré sólo en casa. Insiste en venir y cedo a regañadientes para no desairarla, me disculpo por no ir a recogerla. No le importa, dice que tomará un taxi. No se cómo llegará?, encontrar un taxi esta noche lo veo difícil. Pero bueno solo será un rato de charla. Yo ya tengo mis propias preocupaciones.

Y mi Maria.
Centro de todos mis pensamientos y preparativos para el auto castigo emocional de esta noche. No debería llamarla... Pero no me resisto. Hablamos un rato, está en el trabajo y tiene que colgar temporalmente. Está tardando en rellamar y no quisiera que coincidiera con la llegada de Magi, que también se retrasa.

¡Vaya, yo quería llorar tranquilo... y se me está complicando la noche!.

Suena el teléfono..., es Maria para seguir la conversación interrumpida. Le cuento cuanto me gustaría estar con ella, precisamente esta noche tan significativa para mi. Tenía que decírselo, aunque los dos sabemos que sería mejor no llamarnos nunca más. Evitamos, o mejor dicho no podemos mencionar esta frase nefasta. No nos la dijimos nunca, ni siquiera un adiós definitivo, nunca hubo despedida final.

Por tantas horas colgados al teléfono habíamos desarrollado un oído muy fino. Reconocíamos todos los ruidos a nuestro alrededor, hasta los más imperceptibles, el roce de la ropa con el auricular, el chasquido del mechero, el movimientos en el sofá, el tic tac del reloj. Cualquier sonido nos sugería toda la escena sensiblemente.

Mientras hablamos, estoy sufriendo por si aparece Magi. En este momento sería fatal que Maria notara visitas femeninas. Precisamente con mi lloriqueo... ¿recibiendo mujeres?. No me creería nunca más. Me sentía infiel con estos pensamientos..., ya empezaba mi tortura autoinducida.

Me habrá notado extraño? Habrá notado mi inquietud?. Durante mucho tiempo nuestras voces era lo único físico que nos unía, sentíamos a distancia nuestro estado de ánimo. ¿Quién me mandaría complicarme precisamente esta noche?. Para que Magi no se sienta desplazada, o... ¿quizás para recordar mi soledad a falta de mi madrileña...?.

Ambas son gatas y quedan muy pocas, por ellas descubrí el Madrid modesto y entrañable. En anteriores generaciones ocuparon la capital ministrables y sobrevenidos desde las provincias. Se ve en verano que todos escapan, se van al pueblo. Pero este es otro cantar.

Colgamos el teléfono, seguro que Maria habrá notado algo. Sabe lo que pienso y siento en cada momento, especialmente ella que me conoce tan bien. ¿Habrá extrañado mis ganas de colgar?, el coste de las llamadas nunca nos importó, ¡si hubiéramos podido hablar gratis por Internet...!.

Magi está tardando mucho. Me preocupo demasiado por los demás, si no viene pronto me va a fastidiar los planes, esta noche es muy corta.

Suena el timbre del portal ya ha llegado, la oigo gritar histérica por el interfono y por la ventana a la vez. En la calle hay una traca de petardos y suplica que baje enseguida a abrirle la puerta. Grito desde la terraza “sube que la puerta está abierta”. Es inútil, no me oye bajo a buscarla y me dejo la puerta de casa abierta... Susto. Sólo faltaría que se cerrara la puerta, pues no he cogido las llaves.

Creo que lo he complicado todo. ¡No se puede ser tan bueno!. Sólo pretendía quedar bien y hacerle algo de compañía. Le espeto, ¿Cómo has tardado tanto?. Y me explica las peripecias para encontrar un taxi entre la guerra de petardos que le dan pavor. Por fin encontró un taxi, pero el conductor estaba borracho y quería ligar con ella.

Yo ya sabía que no le sería fácil y no me extraña que la acosen por la calle, la verdad es que está muy guapa y para mas dolor mío, lleva Acqua de Gió. ¡Ay¡ el perfume de mi Maria que se dejó en casa y que desde entonces he dormido con el frasco bajo la almohada. Hum que bien huele.

Sugiero salir a la terraza a tomar el fresco de la noche y veremos los cohetes de San Juan. ¿Qué le dije?. -Ni hablar y por favor cierra la persiana y los ventanales que tengo miedo. ¿Cerrar las ventanas? ¡Con el calor que hace! ¿En esta noche maravillosa?. Pero la complazco pues su visita durará poco tiempo, a cada estruendo tiene un sobresalto.

Rin, Rin.... Sobresalto el mío, al sonar el teléfono. Me siento infiel, soy tonto de remate, me siento como adúltero pillado. Sin haber hecho nada. No hago nada malo, además la relación ha terminado, parece que Maria oye todo lo que pienso, bueno como sólo pienso en ella constantemente no necesita adivinarlo. Lo que pasa es que todavía estoy enamorado.

Por fortuna no es ella, es la Princesa temblorosa que me pide ayuda hablando nerviosa por el móvil mientras camina perdida por las calles. Se ha perdido. ¡Vaya por Dios!. Vaya nochecita de nostalgia. Le indico por dónde debe ir y cuelgo el teléfono.

Magi me agradece la compañía, dice que le doy seguridad aunque lo ha pasado muy mal para llegar hasta aquí entre petardos, hogueras y el taxista acosador. Se pregunta si en Barcelona somos pirómanos. Le perdono el comentario de madrileña por diplomacia catalana.

Rin, Rin... De nuevo el teléfono, ya no me sorprendo... la Princesa pidiendo más ayuda teledirigida, necesita apoyo. Hoy puede pasar de todo. Yo también soy adivino, además de tonto por quedarme en casa. en lugar de salir con la misteriosa Dami. Estoy haciendo de centralita de información callejera para Princesa y compañía social a Magi y sin dolo romántico por Maria. Me lo temía...

Rin, Rin...Que fastidio Princes tiene el dedo de repetición sobre el botón de rellamada. Está asustada, se siente perdida y amenazada por los tipos que se está encontrando. Yo soy muy protector y la tomo en serio pues se ha metido por una callejuela... que vamos ni hecho adrede. En el barrio chino, plaza Real y el callejón que baja..., en la noche de San Juan.

¿Pero cómo se ha metido ahí sola? ¿A quien se le ocurre?. A estas horas una princesita rubia vestida de fiesta. Debe estar plagado de machos muy oscuros que no se les ve ni los ojos, aprendices de cabrón de aquelarre acechando. La imagino rodeada de cafres confundiéndose en la oscuridad, que por mal carados no sonríen de modo que no se les ve ni el blanco de los dientes.

La tranquilizo, le digo que no cuelgue y que recule rápidamente hacia las Ramblas, pero no me escucha. Dice con voz trémula que viene a casa si encuentra taxi... que pasa de fiestas y de amigas.
-¡No!. ¡No vengas¡ ¡Que yo ya me había hecho a la idea de estar sólo!.
Prins cree que es mi rabieta por dejarme plantado la verbena.
-¡No cariño!. Tranquila Princesa me parecía bien que salieras de fiesta.

Rin. Rin. De nuevo insiste, caspita cada vez me irritan mas sus llamadas.
-¡Que no estoy enfadado¡.

Rin, Rin..Otra vez. ¿Porqué no quieres que venga? (no entiende nada).
-¡Que no! ¡No y no! Vete a tu casa, y avisas cuando llegues para saber que estás bien. Adiós cariño.

Mientras tanto Magi muda en cada interrupción. Claro, sabe que si la otra la oyera, vendría de ipsofacto, por lo de competir entre guapas. Pero además, no cabe en su asombro por lo solicitado que estoy.
¡Quería ofrecerle un rato de compañía a Magi!. No pretendía nada mas, quizás para sentirme mas bueno y sufrir mejor...

Rin, Rin Una vez más llama Princesa, está en su casa menos mal. Le ha pasado el susto, ya está a salvo, pero quiere que vaya con ella para arreglar el desencuentro y celebrar la noche juntos.
-¡No!. ¡Que no! Que ya habíamos quedado cada uno por su lado.
Rin, Rin. otra vez el teléfono. Es muy testaruda Prins, todas lo son...

Magi no aguanta mas incordios femeninos, me pide que no descuelgue el teléfono que ya está bien. Dice en tono desafiante “esa es capaz de venir y si viene... no me saca de aquí”.


Es fatigante, no he contado las llamadas pero estoy perdiendo la paciencia. Princesa ha cambiado de táctica, ahora me habla con dulzura. Magi observa atentamente como respondo a este canto de sirenas tan persistente. Claramente seductora Princesa va a por todas, trata de encandilarme eróticamente.
-¡Que no!. Cada uno en su casa y ya nos veremos mañana. Bona nit.

Princesa y Maga, indistintamente no entienden como me resisto a sus encantos personales. Vaya lío tengo esta noche. No me gusta que me cambien los planes, pero planes de estos no los tengo habitualmente.
¡Siempre llueve sobre mojado!. Yo quería una noche nostálgica para llorar a gusto, y por quedar bien se está liando todo.

No querías sopa toma tres tazas o más, está por ver que esto no terminado aquí. Ya veréis ya, “la fiesta” no ha empezado aún.

Y yo sin duelo, ni nostalgia ni nada de nada. Sólo faltaba que llamara Maria en este momento tan complicado, apiadándose de mi “soledad” en San Juan. Que bochorno pasaría, ¿quién me creería?. Casi ni yo me lo creo todavía, en fin...

Bueno hablaremos un ratito como compañeros y Maga se irá a su casa que los petardos ya van remitiendo.

Pero no, Magi de sopetón empieza a insinuarse físicamente o al menos eso creo yo. Lo que faltaba ¿será que he pisado algo afrodisíaco? ¿y ahora que hago?. La eterna duda del macho que nunca nos enteramos cuando ellas van en serio o no.

Me hago el loco y voy insinuando el final de la reunión. Pero no se da por aludida, como soy delicado quizás no me ha captado. Se lo digo mas claro, dando por terminada la conversación. Me he quedado sin nostalgia pero he servido a la comunidad femenina. Eso pensaba yo, ya está bien la nochecita. (No podía imaginar lo que vendría mas tarde).

-¿Me estás echando? (Pregunta Magi con unos ojos negros inmensos).

-Bueno, tal como lo dices suena muy duro, pero ya es muy tarde.

-Ni hablar, yo no me voy de aquí, las calles están llenas de posesos borrachos tirando cohetes y encendiendo fuegos.

-Bien podemos pedir un taxi por teléfono, apenas se oyen petardos.

-¿Qué debo hacer para que no me eches?. No he venido aquí para esto.

Evito la tópica respuesta, grosera, machista.... pues esta es capaz....
Casualidad o existe la telepatía?. Se sube la falda para saltar sobre mis piernas a horcajadas, y me besa sensualmente. Estaba espléndida realmente. Lo veis como era capaz.
Madre mía. Si yo pretendía pasar la velada charlando un rato.

- Pues yo estoy enamorada de ti.

-¡Vaaale!. Hondia esta tampoco me la esperaba.

Es cierto que los hombres no nos enteramos de nada y yo el que menos. Siempre he esperado que se insinúen ellas. Tengo mucho orgullo para meter la pata en esto, seguro que me he perdido muchos ligues por ir de caballero respetuoso y no pasarme. Pero las conozco, sé que les encanta ser pretendidas y que nos pasemos un poco, aunque sólo sea para pararnos.

Rin, Rin. ¡Otra llamada¡ ¡Increíble¡. Ya me da igual quién sea, esta me tiene agarrado y es la única bruja que se llevará el gato al agua. El mío.
Sólo faltaría que se volviera mujer lobo y se me comiera... No doy ideas por si acaso.

Intenta evitar que descuelgue y forcejeamos desagradablemente, ¡esto ya es acoso!, pero bueno no se lo voy a tener en cuenta. Está muy nerviosa y es una situación muy especial.
-Mira. Yo no soy capaz de no atender las llamadas, además saben que estoy en casa.

La Princesa está compungida por mi actitud, cree que la rechazo no ve otra razón por la que me niegue a sus insinuaciones, siendo ella una flor, una perita en dulce, una princesa y yo un asno. Piensa que debo estar muy enfadado.

Trato de convencerla que no es por ella. Pero no lo entiende, no es posible, ¿cómo lo iba a entender?. Por última vez no llames mas, de verdad, que no voy a venir hasta mañana. Habíamos quedado cada uno por su lado, yo en casa y tu de fiesta...

No estoy enfadado, ni contigo ni con nadie, (con migo sí por complicarme la noche). Pero no insistas mas o me enfadaré... Un beso, muaks. Me pide disculpas y mas besos, muaks... ¡Buenas noches!.

Vaya situación hablar con Prins y la bruja impertérrita, sentada sobre mis piernas, de morros y sus ojos clavados escrutando los míos para leerme el cerebro. Magi cambia el semblante, los labios se tornan sensuales y los ojos chispeantes. Sólo ellas saben hacer cosas tan contrapuestas. Palo y zanahoria.

Ataca con un besazo de satisfacción mostrándose victoriosa sobre la Princesa. Pero se disculpa por pasarse en el forcejeo con el teléfono, y sigue a horcajadas sobre mis piernas con la falda subida. Deja muy claro que no se va a bajar y se justifica diciendo que no se iba a ir por culpa de una bruja. ¿Cual bruja? yo ya desvarío.

La perdono pues me complace es una experiencia, sentirse hombre objeto por una vez en la vida. Bien alguna vez más, ya os lo contaré otro día. Recordarme; la oficina, comida repetida, el apartamento, África negra, fiebre del viernes y alguno más que ahora no... Bueno es igual, perdonar la fantasmada.

De verdad que esta es la noche de las brujas. Doy fe, la bruja Maria por la que quería llorar, la bruja Princesa que se larga de fiesta y después quiere que vaya con ella, la bruja esta, Magi, que se me va a comer y... la bruja Dama que vendrá luego. Y... todavía puede salir alguna bruja más. La bruja madre, pero será de figurante.

Esta noche se bebe cava y se come coca de San Juan y se baila y se tiran petardos y confeti. Pues nada de eso, yo preparaba una noche triste y acaso, sólo hablar un rato entre compañeros, por hacer el bien sin mirar a quien.

Así que esto es lo que hay... brujas por todas partes, pero guapas y entrañables, brujas de las buenas. Vestidas de fiesta y perfumadas. Rubia, morena y castaña, y otra melena rubia omnipresente pero muy lejos de aquí, cada una en su estilo muy guapas y enamoradas. O sea de las muy buenas.

Por mi mente pasaban varios pensamientos a la vez, debería estar contento. ¿Porqué este empeño de entristecerse una noche, de por sí maravillosa?. Si no era el momento de llorar, pues no lo era. Hoy tenía abundancia de sensaciones para elevar mi autoestima. ¿Para qué estropearlo?¿Porqué torturarse?

-Magi dice, vamos a la cama, estaremos más cómodos.

-Pero chica.. espera chata. Primero nos enrollarnos un poco y nos vamos desvistiendo, ¿para que correr ahora ya no hace falta?.

¿Que prisa tenía por cabalgar?. Estaba muy guapa, con su ropa interior negra, muy atractiva, cabello largo y negro. Creo que su prisa era de inexperta y nerviosa. Ya en la cama me tiene encajado en sus portentosas caderas desde abajo le veo el sujetador balcón, de encaje. ¡Más sorpresas, no se lo quiere quitar!.

-Me he adelgazado mucho y me da vergüenza que me mires los pechos.

De poco le iba a servir, los tenía frente a mis ojos ¡y yo libre ya de manos y de malos rollos!. Pronto saltaron sus pezones por encima del sujetador. Normal, es lo que hay en estos casos.

Magi se esmeraba en poseerme e intentaba a la vez dominar la melena negra que le venia a la cara y a la mía. Cada vez que lo hacia sé desconcentraba y venga, a la carga de nuevo. Así hiniesta estaba más guapa, sobre todo cuando se recogía el pelo con los brazos por lo alto.

Mi mente no se evadía de mis pensamientos de caballero responsable y de buen compañero. Su perfume de Acqua de Gió me transportaba a mi Maria para mas inri. ¡Ay que sufrimientos mas ricos...!.

No estaba bien que lo hiciera todo ella, además se descompensaba a cada momento. -Magi..., al paso que vas no te vas a... quedar satisfecha, tendré que tomar yo la iniciativa.

Ya fue tarde, su frenética carrera me llevó a mi al final, casi sin enterarme. Esto no funciona, debo concentrarme y arreglarlo en una segunda parte.

Más sorpresas, quiere ver el preservativo y le demuestre que funciona, pues le gustaría estar en estado..., pero sabiéndolo.
-Lo que me faltaba ¿qué se quiere quedar embarazada?

¡Lo dice en serio! ¡quiere ver el globito!. Con lo antiestético que es. Se mira de reojo, pero no se chequea ostensiblemente. ¡Digo yo!. ¿No?

Esto no puede quedar así hay que arreglarlo, sigue igual de nerviosa debo relajarla y empezar desde el principio, como un buen amante.
Hablemos un poco. Le acaricio las piernas, las caderas, la barriguita, nos besamos ¡La tengo encima otra vez, parece que lo suyo es cabalgar!
-¡Pero bueno cariño!, esto no se hace así debes tener mas calma.

-Estoy muy nerviosa, han pasado tantas cosas...

-¡Dímelo a mi!. La comprendo y no la culpo, entre petardos y llamadas, hasta yo podría perder la calma. Afortunadamente no es mi caso.

-Ponte otro, ¿confío que debes tener mas?... ¡pues yo no llevo!.

-Sí claro que tengo mas. Pero se va a esperar, ahora tomaré el mando. La hago saltar a mi lado y sigo con caricias, llevándole una de sus manos a su propio sexo. Le susurro al oído, parece que me hace caso, sigue mis indicaciones. Tiene los dos sexos agarrados uno en cada mano, el suyo y el mío, más faltaría que apareciera otro sexo. Idea surrealista fugaz de una noche sorprendente.

Los está disfrutando los dos, parece que esto ya marcha mejor. Desconfiada e impaciente me pregunta si me lo voy a poner.
-Que sí cariño, pero primero quiero estar seguro de que te excitas.

-¡Si estoy muy excitada desde que llegué! ¡Yo quiero montarte!. ¿Vale?

(No vamos a discutir por el termino “excitación”, es momento de sentir no de aclarar conceptos).

-¡Vaaaale¡. Consiento, aunque era inevitable Se sube otra vez, como Juana de Arco con una rodilla entierra y la mano en la espada..., la mía.
-Mira cariño escúchame. Piensa que es una goma de borrar (Entre sorna y ternura). Así cariño y borras tu perlita. Úsala como un pincel.

Me hace caso pero su preocupación por el preservativo no cesa. ¿para que habré mencionado “goma” no hay otros ejemplos?. La entiendo, se lo doy para que me lo ponga ella y visto y no visto, me lo pone se “la” pone. No hay forma de que se deje llevar y no me deja hacer a mi modo, pero bueno ahora me sacrificaré por sus deseos y trataré de satisfacerla, también es muy gratificante ser mártir de esta manera.

Empezamos a sudar, en cada pausa me pregunta si es seguro.
-Si..., no te preocupes que ya controlo yo, tú a lo tuyo..., tranquila.

-No, no “lo” voy a tener, sólo tengo orgasmos cuando me masturbo sola..

-Bueno pues ven, la abrazo con ternura y no me retengo mas.
Con suavidad la aparto y le digo que no pare, que voy al baño. Cuando vuelvo, veo que me ha hecho caso, que sigue sin interrumpir su actividad, pero insiste machacando con la barrera profiláctica.

-Sí que ha funcionado cariño tranquila... pero siempre hay un riesgo.

-Yo te he avisado, si me he “quedado” ya sabes que quiero “tenerlo”.

-¡Pero bueno!. Magi no para de hablar. Me pongo a su lado y la beso para que calle y no se distraiga. Acompañando los movimientos de sus manos por fin se relaja y sonríe suspirando. Me da las gracias sin especificar, no pregunto, por sí acaso.

-Voy a la ducha cariño. (Muy contenta ella y yo también)

Ahora me relajo yo, encendiendo un cigarrillo..., ese que he aprendido a no fumar por cortesía después de hacer el amor. En cuanto llega lo apago y me incorporo. Es inútil viene dispuesta a tumbarse.

-Dame un cigarrillo y hablemos y acaríciame y dame besos. Bueno... no pide nada extraño, por su tono exigente me parece que va para rato.
-Estoy sudando y quiero ducharme otra vez Magi. Pero no me suelta.
-Encendamos otro cigarrillo y hablemos un poco, (me dice).

-¡Jo! Si ya llevamos paquete y medio en lo que va de noche.

-Un cigarrito más campeón y dejo que te duches.

Me estoy empezando a mosquear, espero por delicadeza que no me lo note. Me voy impacientando, estamos sudados de nuevo... y empieza a ser incómodo. Soy demasiado transparente.

-¿Otro cigarro? El sexo mal hecho da cáncer por tabaquismo. Mira hace rato que es de día y me tengo que ir a casa de mi hermana.

-Uno más. Y hablemos un poco.

-Si quieres puedes quedarte pero tengo que irme. Lo tenía que decir.
Salto a la ducha. Cuando vuelvo no sé que habrá hecho, pero sigue tumbada sin ánimo de levantarse.

Me visto y sigue sin moverse, me siento a su lado, no quiero ser descortés, lánguidamente da gracias de nuevo y por fin se levanta soltando un suspiro de resignación.

No sé si quería mas, o quedarse en casa para siempre. Ni lo uno ni lo otro, mi intención era hablar y hacer una buena obra pero no me quejo, esta obra ha sido mas gratificante.
Se viste y bajamos a buscar un taxi, nos despedimos con un beso profundo. Sigo sin preguntar por si se alarga la cosa, me mira y soltándome la mano suavemente me da las gracias otra vez. Educada si era. Es cierto que son agradecidas.

Bueno fin de la película anterior que ya es muy tarde, subo a casa a brincos, nada como el amor para tener energía.

Me perfumo más, llamo a la Princesa y la despierto bromeando...”soy el pastelero y estaré ahí en 15 minutos con croissants para el desayuno”.
No dice que no, está muy dormida. Espero no llevarme un chasco, cojo el casco, verifico las llaves, la cartera, mas preservatas y salgo pitando a por mi moto. Mi querida moto.

Voy raudo y veloz en mi corcel negro, es una gozada circular en moto por la ciudad cuando no hay tráfico, la luz del día ya es clara. Me asalta un mal pensamiento vial, “alerta en los cruces con los conductores borrachos que no han dormido la verbena”.

¡Caspita yo no he dormido y estoy como una rosa!. Ya sé que el chiste fácil sería como una alcachofa, pues no es así. La noche de San Juan no se duerme, se va a dormir por la mañana a la playa. Eso si es una noche de San Juan normal.

La Princesa abre la puerta sin querer despertarse, tiene los ojitos cerrados como “dos cuchillás en una pelota goma”. Lleva un pijama hasta las rodillas, con ositos en los bolsillos. La beso en las mejillas calientes y se me cuelga al cuello con su carita en mi pecho, resopla y se va como una sonámbula a la cama, acogiéndome de la mano.

La sigo. Por el camino con una mano me deshago de mi ropa como puedo y me acuesto con ella. Me da la espalda o mejor dicho el culo. Se arquea y lo extiende como una nave nodriza, para entrar en contacto. (Arquear así la espalda se llama lordosis, otra vez con los términos).

Me gusta este saludo de bienvenida y no me vendrá mal un sueñecito entrañable y reparador, su pijama es de tacto suave y huele muy bien. Lo que se gastan en suavizante vale la pena. Todo en lo que se esmeran en artilugios..., al final vale la pena.

Sus nalgas aún son más suaves y conservan el calor humano encamado. Le doy besitos en la nuca y mejilla, mi brazo queda aprisionado por la almohada pero la mano queda libre y la meto en su bolsillo de ositos, justo sobre un seno. Que casualidad mas adecuada.

Sus caderas se mueven, como serpiente mudando la piel, su pijama no cubre mas que medio cuerpo, el otro medio es piel fina, sedosa y cálida en contacto con la mía, y mi otro brazo caído sin peso sobre su cintura.

Los dedos de mi mano suelta, buscan como lechoncillos traviesos, su barriguita y sus pechos por debajo de la ropa. Contacto con el bello púbico y ella se retrae para evitar la visita de mi mano.

Entiendo... Ahora prefiere la fricción entera de nuestra piel, mi pecho en su espalda y acaso también la presión de algo duro en sus trasero que se desliza por el canal, hasta la puerta húmeda.

Mi ariete llama dos veces pero creo que ella tiene sus propias ideas, se da la vuelta con un suspiro agarrándolo con un extraño apretón de saludo. Susto el mío, pues nunca se sabe... Huí que miedo. Sus labios se abren por fin y van ha decir algo.

-“Hoooola”, mirándome con somnolencia o picardía, me besa tiernamente con una sonrisa entre plácida y picarona. No había hablado hasta ahora. Me temo algo.

Vuelve a hablar sin soltar nada de lo que tenía agarrado y pregunta o amenaza ambiguamente... -“¿Qué has hecho? ”No espera respuestas complejas y su garra no suelta mi mango.
- Pensar en ti cariño... Respondo sinceramente sin mostrar miedo al apriete que me ejerce.

Suspira somnolienta por la nariz y me acaricia con la otra mano suavemente todo lo que encuentra hasta el pecho. Agarra mi pecho peludo clavando, amorosamente o ¿no?, las uñitas de princesa. No sé si me ama o me odia. Supongo que ambas cosas a partes iguales.

Estamos tan ricamente que poco importa lo que haga. Las partes pensantes y las partes de los sentidos están totalmente desplegadas y muy a gusto. Vuelve a hablar...
-“Te he deseado toda la noche, ahora me las vas a pagar todas juntas”. (susto pero contento).

No sé a que se refiere exactamente, nunca puedes estar seguro de los caprichos de las princesas. Cómo es una princesa buena y ¡muy buena!, no me sentará mal, aunque me quiera castigar. Además hoy cada vez me apetecen mas estos castigos. Seguro que me va a gustar.

Me satisface ser objeto de deseo, objeto sexual, objeto masculino, objeto especial, objeto del destino, objetor de conciencia y todos aquellos objetos con adjetivo calificativo de cualidad. Estoy rallao ¿será de no dormir? O por que la sangre no me circula bien, dado el apriete de su mano garra, que no ha soltado todavía mi miembro.

Pues si, es verdad que he pensado mucho en ella, entre llamada y llamada me sentía atrapado entre dos cortesías. Entre la de salvar a la Princesa perdida por los callejones tenebrosos y en no ser grosero con la Maga que me tenía entre sus piernas.

Menuda papeleta tener el teléfono en la oreja y unos ojos negros que te vigilan, frente a los morros. Y una boca amenazadora que alberga una lengua lista a salir disparada quien sabe si envenenada. Sin olvidar tampoco la nostalgia por mi Maria y el agradecimiento al interés de la Dama que os contaré seguidamente.

Quedar bien, no cuesta nada. O casi nada pues no quedó aquí la magia.
Cierto que pensaba en ella y en todo lo demás. Mi mente, parecía un programa en multitarea, con todas las opciones abiertas. Hasta el ratón iba loco. Como un cerebro de varios pisos con gente miniatura en cada planta con una historia diferente. ¡He visto muchos comics!.

Pero bien está lo que bien termina y la Princesa se resarcirá de todo y por todo conmigo. Ella se fue de fiesta en busca de posibles príncipes azules y se llevó un susto mas negro que un tizón.

Yo no soy un príncipe, mas bien una mezcla de Quijote y Sancho o también entre burro y rocinante, ya lo sé. Idealista, protector, práctico como McGuiber. Manejable, (sobre todo la espada). Asequible y sin armaduras.

¿O sea que la Princesa pensaba que me tenía seguro?, pues ¡No!. No siempre es así, los caballeros honestos tenemos compromisos con la sociedad que nos rodea, somos muy cumplidores.
Ya en su castillo, con el corazón luchando con mi propio dragón, la espada bastante usada pero otra vez templada. Dispuesto a salvar a una princesa, a ser tierno y entrañable con los que me quieren. Y a protegerla... y ella a “resarcirse” todo lo que sea menester.

Nos estábamos “protegiendo y resarciendo” la mar de bien... Cuando como ya es habitual, Rin, Rin. Suena el maldito teléfono, esto parece una película americana de oficina de reporteros donde siempre suena un teléfono. Es la madre.

Su madre. La bruja madre. La madre de ella. Una madre que no sé como lo hace para aparecer cuando estoy yo. Otra bruja telepática, bueno está feo hablar sin conocerla. Charlan un poco se despiden... (de momento).

Cuando conocí a la Princesa, pensó en presentarme a su madre (por la edad o por hacerle un favor), después en la primera cita me encontró marchoso y pensó en presentarme a una amiga mas marchosa que ella ¿para hacerme un favor a mi?.

Lo que son las cosas..., al poco rato de catarme, pero muy poco rato, ya no me quería presentar a nadie y quería quedarse en mi casa para siempre. Quiero pensar que no era por el apartamento, que lo único bonito que tiene es la terraza de media luna.

El primer día que vino puse un foco para tener luz en la terraza y madre mía como lucía la Princesa iluminada, sobre todo cuando exhibió sus... Desde la calle debía parecer un anuncio publicitario de sauna X, pero al natural en vivo y en directo.

Aquel día de la terraza en cuanto se quitó el jersey sus sostenes blancos reverberaban la luz del foco. También ella me sorprendió con ataque frontal, a horcajadas y para colaborar destapé sus lindos senos.

Entusiasmado por la ofrenda sensual no me daba cuenta que aquel espectáculo no sólo lo vería yo sino también el público en general, ya esperaba alguna señal del vecindario. Afortunadamente no hubo aplausos y apagué el foco, en cuanto pude soltarme un poco.

Le recordé cínicamente su generosidad por quererme ofrecer en prenda a su madre y/o a una amiga mas marchosa. Lo dije con sarcasmo por vanidad y revancha cariñosa.

-¡Te he encontrado yo, y eres para mí! Contestó tajante. (Es lo que yo siempre he querido oír).

Nunca me han pasado a una amiga, con lo orgulloso que yo estaría de ser también un hombre objeto de intercambio.

Pues nada... que no... parece que soy intransferible cuando se me conoce, nunca me han pasado a otra... No me importa, la verdad es que no soy nada promiscuo. Como los patitos, una sola pata y un solo pato, siempre detrás el pato de la pata. Soy individual a excepción de este relato múltiple y de alguna otro ocasión sofisticada ( o sea pato).

Volviendo a la madre de ella. Rin, rin Princesa supone que es su madre y no descuelga el teléfono, me pregunta la hora mirando al techo. También mirando al techo (el chiste es sobre un campanario y un burro)... Recuento chistosamente
-A ver he venido a las nueve de la mañana, mas los resarcimientos varios, mas dos llamadas de madre. Será mediodía quizás?

Si no alcanzamos el reloj de la mesilla, no lo sabremos con exactitud, pero no nos apetece movernos de cómo estamos, enraizados como las sabinas en la roca. Esperamos por si el poder de nuestras mentes atrae el reloj pero esto no sucede. Y eso que energía interior no falta.

Decidimos sin comentarlo ir tomando forma individual con movimientos lentos y estudiados. La forma de cada cual y nos vamos desplegando en dos cuerpos casi independientes sin despegarnos del todo y sin mucha prisa. Nuestros pies lateralmente uno de cada uno tocan el suelo.

Que delicia el suelo fresco y firme por fin. Hemos sudado las sábanas y mas, nos apetece una ducha pero está muy lejos, habría que levantarse.

Sin mucha convicción y sólo con la mirada nos preguntamos ¿Quién va primero? No nos ponemos de acuerdo ni con nosotros mismos, nuestras mentes todavía no son autónomas del todo, siguen chispeando los cerebros entrecruzados, no se sabe muy bien de quien es cada idea...

Se está tan bien así enroscados... y por el contrario la cama parece un un “bebeero patos” (por no cambiar de fauna).

Sin pensar mucho, no vaya a irse el encanto del momento, nos acompañamos mutuamente a la ducha con nuestros cuerpos que no se despegan fácilmente, vamos unidos como géminis univitelinos.

Ya estamos en el baño, el agua de la ducha, hora quema, hora está fría, pero no hay quejas, no se sabe quien enjabona a quien. Nuestros cuerpos, lucen brillos y pompas y es muy agradable entretenernos en repliegues y protuberancias.

¡Alarma! Una llave forcejea la cerradura. La madre que la p... nos quedamos mudos mirando los dos hacia la puerta como sorprendidos por un flash, quietos y callados parecemos muñecos de cera impávidos.

¿Has puesto el cerrojo? Cerrojo...ojo...ojo...ojo)))))). Es un pensamiento con eco repetido a cada crispación por el timbre impertinente que suena con insistencia. Nos quedamos sin aliento y con los latidos disparados, la sístole y la diástole rebotando entre si.

Deja de arañar la puerta, el timbre se va pausando, desaparecen todos los ruidos extraños y vuelve el sonido del agua de la ducha, nuestros corazones se acompasan. Suponemos que la bruja madre retrocede, se la oye hablar con alguien de la escalera. Con lo bien que lo estábamos pasando, ahora toca apresurarse coordinadamente.

Apenas un par de besitos mas, para dar tiempo a que se recupere el sistema central del estado de alarma. Vamos recogiendo nuestros apéndices y salimos del baño con sigilo, en silencio, deslizándonos como serpientes que salen de una copa de brebajes conspicuos.

Ella por delante alcanza sábanas limpias y yo diligente retiro el sudario de la cama. Y todo sin hablar, para que después digan que no pensamos igual hombre y mujer. O por que nos habíamos quedado mudos del todo.

Si en este momento hacen un escáner de nuestros pensamientos, serían fotocopias, a parte de lo censurado que... ¿quien sabe lo que piensan ellas?, los tópicos masculinos son mas simples. Pero nuestras sensaciones y emociones son las mismas, también con respecto a la misma madre bruja, (a saber lo que se imaginaría ella, la madre).

-Es ya la una?, me dice sonriente refrenando la carcajada, y se deja caer sobre las sábanas, tensas, limpias y frescas (ella ya sabe que es mas tarde pero...). No le rectifico la hora, pero me cuesta morderme la lengua por sinceridad y por gusto.

Que delicia una cama fresca y bien hecha. Lo que hacen aparentemente inútil, al final vale la pena. La imito atraído por la fragancia del gel de baño de su cuerpo y el olor del suavizante de la ropa limpia.

Su figura se recorta en el blanco las sabanas planchadas, nuestros cuerpos se atraen. Ya no es resarcimiento, ni protección, es puro placer de los sentidos. Todos los sentidos, de todos los que estamos allí o sea nosotros. La redundancia es para definir la intensidad.

Su parte pensante dice...,”tengo que ir con mi madre”, “habíamos quedado que haríamos la comida juntas para toda la familia y hablaríamos de nuestras cosas”. Pero sus otras partes dicen, ¿cómo le vas a contar nada?. Total sus partes no están de acuerdo y mientras se retuercen como gatitas en celo por todas partes. (Je, Je, se siente...)

Yo estoy en el séptimo cielo. No. Para ser exacto en el sexto polvo que tampoco hay que exagerar, contando que llevaba algunos de madrugada antes de llegar a su casa. Que más da el número, si bien está lo que bien acaba y esto no se ha terminado. Con amor y sincronía uno potencia al otro. Y cuanta mas redundancia de la buena, mejor. Ya me entendéis.

-¿Pero cómo es posible? Son casi las tres y has venido muy temprano, recuerdo que apenas había cogido el sueño. Llevamos rezongando casi seis horas. (Pensamiento íntimo mío... “Si yo te contara Princesa”).

-¡Me están esperando para hacer la comida familiar y yo aquí tan ricamente!. Se levanta riéndose de su cinismo o de satisfacción.

Por fin se pone en pie, casi tiene que aprender a andar de nuevo o así lo parece por sus movimientos un poco torpes, pero se yergue. Y a medida que se recoloca cada cosa en su sitio de la prenda y la prenda en su sitio, va repitiendo esos movimientos tan femeninos.

Es una delicia ver como se viste una mujer, si no te mueves y estás callado, mientras estás en la cama no se sienten intimidadas y quizás te dejen ver el espectáculo.

Pasa un pie por las braguitas, ahora el otro pie, las sube hasta casi la cintura, resigue la cinturilla y los bordes del triángulo por delante, luego por detrás, las suelta en las nalgas con un chasquidito (o lo imagino yo), aplana el lacito en la barriguita debajo del ombligo.

Nota técnica. No siempre las braguitas llevan lacito en el elástico, es una marca para centrarlas por delante, haciéndola coincidir con la línea imperceptible del bello vertical. Por detrás no llevan lazo, el corte simétrico del melocotón comienza al final de la espalda. Quería aclararlo mientras lo pienso para ejercitar la neurona y no dejarla tan suelta. Je, je, je.

Manipula el sujetador y lo distribuye hábilmente. Cruza los brazos por la espalda uniendo las hebillas, recoloca los tirantes, mesa un seno por fuera y la mano plana por dentro lo saca instintivamente hacia el escote, ahora el otro. Ahora mesa los dos, siempre mirándose al espejo, haciendo caras y muecas como si no se conociera. Gira de perfil sin dejar de mirarse el culo y asegurando la hebilla de la espalda para disimular.

Recogida de la falda, palmadas planchadoras y escrutinio de hilos los quitan con un pellizquito. Mientras tira de la cinturilla pasa una pierna, luego la otra. Pregunta o asevera “que tarde es?” por que mientras se mira al espejo no habla. Los pensamientos complejos mientras miran su figura supongo que les impiden articular palabras. A menos que haya confianza y digan o pregunten cosas de las que no quieren respuesta.

Y lo mejor de todo y casi al final de enfundar la muda... Ese contoneo para recolocar las caderas dentro de la prenda. Subida de mini cremallera con ligera contorsión lateral, observando la regatera del escote y repetición del mesado de ambos senos por debajo y centrado individual de cada uno con ambas manos. Última mirada al trasero.

Explicado así suena a trivial, pero es muy importante el repaso minucioso de toda la figura, me he fijado que lo pueden repetir muchas veces, el espejo no se gasta y yo tampoco me canso de mirar. Marcan el final con un último contoneo general y un suspiro.

Se acabó, ahora me gustaría ser invisible pues siempre se les ocurre, alguna tarea o exigencia responsable, para nosotros y si te pillan con los ojos como platos es peor, aunque estén contentas y satisfechas.

No hay escape, no sirve de nada hacerse el dormido, ni girar los ojos como un camaleón. Hacer comentarios es arriesgado lo apropiado es decir un piropo muy suave y esperar la respuesta, si contestan “gracias”, estás salvado. Si no, hay que obedecer siempre sus indicaciones con una sonrisa. La frase mas peligrosa es: “Sabes que podrías hacer ahora” es mejor no responder y sonreír muy quieto.

-¡No me sigas! Se va al baño a la sección de pintura y maquillaje.
-!Aquí no vengas que te temo! Que bien me conoce...
Ahora que lo dice, es una gozada la sección del baño, pero no suelen dejar entrar para no estorbar y mantener sus secretos de belleza...

Me había distraído con mi sueñito, me quedo quieto y no la contradigo para mantener mi imagen de depredador y porque me estoy durmiendo. Vuelve generosa con un beso dulce, muy activa y perfumada.

No para de hablar. Cuanta mas prisa tienen mas hablan;
-Me sabe mal dejarte sólo, pero ahora te traigo algo para que comas que debes estar hambriento, con lo bien que te has portado. (No importa la hora si quieren demostrar agradecimiento).
-Estoy rota y descoyuntada y me da la impresión que no he hecho apenas nada, tú que lo has hecho todo debes estar muerto. (Nada mas lejos de la realidad estoy muy vivito y muy coleando).
-Y yo que te quería castigar... me has dejado sin nada de rencor. El tiempo en este mundo ha pasado muy rápido, pero han sido seis horas de éxtasis y amor. Eres un campeón. (Para mis adentros...Si, gracias).
-Mi familia no va a parar a preguntas. ¿Se me nota algo? ¿Debo tener una cara de satisfacción?. (Mejor diría cara de vicio).
-Y la casa huele a sexo con tanto “resarcimiento y protección” que ha habido hoy aquí. (Aquí y allí...Atención hay que abrigarse, les encanta ventilar la casa).
-Vengo enseguida mi amor, descansa cariño. (Si, aquí estaré echando un sueñito)

Sigo en la misma postura o al menos así lo creo, pues cuando duermo no me veo ni me oigo, patiabierto y toda la cama para mí.

Vuelve la Princesa excitada y sonriente, suelta una carcajada, que se muerde las orejas y con los ojillos tan apretados que les cuestan soltar la lágrima de la risa. Se me echa encima sin miedo a arrugarse la falda.

-¿Sabes que ha pasado? Me he encontrado a mi madre en la calle.
-He dejado la puerta abierta para ventilar (ya lo decía yo),cuando he ido ha comprarte jamón dulce y queso azul para los croissant que has traído. Y se ha colado mi madre en casa. Me ha preguntado que con quién estaba, que la tenía muy preocupada, al no contestar ni abrir la puerta y que ha entrado y ha visto unos zapatos de hombre.

-Mira, yo creo que me ha visto mas que los zapatos, pues ya ves como estoy (en pelotas). Me había parecido en sueños que pasaba un alma, pero no imaginaba que fuera la de la bruja mayor.

-No te metas con mi madre, tiene razón al pensar que me ha pasado algo. Pero cualquiera se lo cuenta, en toda su vida se habrá resarcido tanto como yo en una mañana.

-No me meto con tu madre, he dicho “el alma de la bruja mayor, no la mayor bruja desalmada” que es muy diferente. Y sé de lo que hablo, que hoy es el día de las brujas. Si lo sabré yo. Risas.

Más besos y abrazos, que bien huele y que hermosa está. No quiero que se vaya, con el entrenamiento que llevamos, aún podríamos subir nuestros corazones unas cuantas veces mas arriba.

La Princesa se ha ido del todo y del todo, o sea también en persona. Y me ha dejado un tente en pie. O tente lo que queráis, para los chistosos. Me dispongo a comer tales exquisiteces y se me ocurre llamar a mi contestador. Comiendo se piensa ¿a qué sí?

Hay un mensaje en el contestador, no es de Maria, es de la Dama. Caspita, parece muy interesante lo que me propone, San Juan no ha terminado. Ya os lo cuento, pero primero como un poco, este almuerzo debe ser una poción mágica .

Que bueno, el queso con jamón dulce y croissant, tiene buenos detalles la Princesa, ha pensado en lo que le gustaría más a ella, y me lo ha traído para mi disfrute, yo también actúo así.

Me ha dado varias sorpresas de estas en otras ocasiones. Una vez se presentó en mi trabajo con dos helados, otro día con empanada gallega y otra vez en una salita discreta... bueno no lo cuento pues podría ser despido laboral.

A veces se ha hecho la mala, pero ni así le guardo rencor. Como cuando me echaba de su cama a media noche y lloviendo.

Ella no sabe, es que me apetecía un montón salir al fresco, montado en mi moto con todos mis sentidos vibrando y satisfechos, y perforando la lluvia con el foco, desafiando la oscuridad. Veo demasiadas películas.

Me las ha hecho gordas Princesa, pero estaba fuera de sí y ya no me acuerdo. Cuando aún no me conocía, muy pícara ella y provocadora... “ a mí me gusta que me toquen, pero muy pocos saben hacerlo bien”.
Pues yo soy un buen tocador, le contesté, además se lo decía en serio. Solemos recordarlo por vanidad mía o me lo recuerda por puro placer de recordarlo. Es muy agradecida y graciosa.

Dice que le atrajo de mí sinceridad, por que le advertí que llevaba un perfume muy bueno pero no adecuado para la mañana. Y que eso demostraba sensibilidad y honestidad al decir lo que pensaba en algo tan personal como el perfume... Ya veis por que poca cosa... a veces nos complicamos demasiado

Yo la vi llegar, una rubia pija, con un moñito muy divertido. Y los pantalones de piel marrón del traje chaqueta que le marcaba un..., una marcada figura muy femenina.

Sobrentendiendo que aquello no era una cita, me pidió o concedió que la acompañara a la tintorería. Sacan partido de su condición de princesa.
Al salir del centro comercial en busca de la moto iba a terminar el encuentro. Ella ya me había advertido que no quería nada y que quizás me presentaría a su madre otro día. (No te fastidia)

Nos paramos entre dos motos, bueno un scooter y mi gran motarraca negra, no habría montado mucho pues no sabía que se monta por la izquierda de la cabalgadura. Se pensaba que la iba a llevar en una motorcilla?. Yo no erré con el perfume pero ella se equivocó de moto

Se quedó parada al ver como manejaba mi pedazo de BMW, no salía de su asombro. Tranquila chica que soy de fiar y tiene el asiento medida familiar, ni siquiera tienes que rozarme si no quieres. Nada de eso, se agarró a mi como un koala y me daba besos en la nuca. Estaba efusiva, siempre es muy expresiva y espontánea.

Espontánea como en la cola de una lotería que me estuvo..., estuvimos, dándonos besitos y haciendo arrumacos mas de media hora, en una cola rodeados de gente que no avanzaba mas de un palmo por minuto.

La vieja de atrás, con perdón, no pudo mas y le dijo cariñosamente y con algo de envidia... “aprovecha ahora niña, que después nada”. La Princesa inocente y educada le agradeció el consejo, miró al viejo de su lado y dijo “Ustedes.... También pueden...”.
El viejo desagradecido y ofendido, era una momia con boina y sin dientes como el cuñaoooo, dijo “Oiga que yo no tengo nada que ver con esta mujer”. Yo me quería fundir del bochorno al ver la cara de todos los de la cola, que habían estado aguantando pacientemente nuestra osadía de besuqueos y carantoñas.

Me fui a por la moto, ruborizado y aguantándome el ataque de risa. Que más quisiera el viejo hincarle el único diente, a aquella mujer mayor, que lucía mas que él y que guardaba todavía fantasías de juventud que le habíamos hecho recordar nosotros.

Yo debo ser bueno, pues siempre me quedo con los gratos recuerdos, los malos que también los hay, no cuentan. Volviendo al tema principal, me había comido el jamón en dulce con queso y croissants y salía para mi casa flotando en mi moto. Fresco, con la brisa en el rostro, como un ángel con sexo me sentía yo ahora, nada mejor que el amor para ser bueno y estar pletórico.

Antes de salir de casa de Princesa comprobé mi contestador. Por si hubiera llamado mi Maria, no me habría encontrado en casa en todo este tiempo. La llevo clavada con una alcayata en el corazón y en el cerebro con una grapa, tanto tiempo al teléfono produce dependencia.

Es la hora de la siesta con resaca de San Juan, todo está tranquilo e iluminado los colores son muy vivos. Los árboles a ambos lados, repletos de hojas meciéndose por la brisa marina forman claroscuros. El follaje suelta aromas vegetales mezclados con olor a paella. La calle sin tráfico y sin ruido hace mas querida mi ciudad.

[Se que está al llegar que los coches no dominen nuestro espacio, ni lo contaminen con humos y ruidos, así recuerdo mi ciudad. Los ciudadanos recuperaríamos la ciudad si no se la apropia antes la especulación. Ya veremos. Ahora sigo con el relato...]

Cuando paraba en los semáforos desiertos de peatones, levantaba la cara para sentir el Sol y veía mucha luz a través de los párpados. Me daban ganas de conducir con los ojos cerrados, es difícil mirar adelante con tan fulgurante luz .“Cuidado ángel con las plumas, que no has dormido, en lugar de volar vigila donde aterrizas”.

Voy pensando en todo... esto debe ser la felicidad casi completa. Maria no ha llamado pero tengo una oferta de Dama. Mi viaje seguirá también de cara al Sol hacia el mar.

Dami había recibido mi mensaje y le quedó el número grabado en el móvil, me ofrecía exactamente la fantasía que yo describía al declinar su invitación, además me hacía una buena descripción de ella sin modestias y sincera por lo que pude comprobar.

Parecía que cargaba todas sus armas, y dio en el blanco. No me podía negar, ya no era la noche de San Juan pero podía valer el día. Luego vendría el atardecer, las velas, la música, el mar, la luna, los perfumes y hasta un masaje que me había prometido con aceites seleccionados.

Duchado perfumado y cambiado, como nuevo emprendo el viaje de ilusión siguiendo la caída del Sol. Serían 20 Km. de brisa, de paisaje, de velocidad y de libertad. Bien comido de cuerpo y alma ya dormiría, no me sentía cansado sino todo lo contrario exultante.

Me acercaba al punto de la cita a ciegas, conozco el lugar y no tengo problemas, todo está saliendo bien, excepto la nostalgia por mi Maria. Los dioses cuando quieren algo son los que mandan y no me querían dar nostalgia para fastidiarme. Hoy no me quejo de mi destino.

Ya la veo tiene que ser ella, tan acostumbrado a esperar a los demás por mi puntualidad y ni eso será necesario hoy. Me mira y sonríe, no ha exagerado nada, es guapa, esbelta y elegante. Freno y giro como nunca me había atrevido a manejar así los casi 350 kilos de moto.

Me paro frente a ella. Es muy bella bronceada dorado y una mirada inteligente con ojos de miel, vestida de lino verde o azul mediterráneo, sandalias finas con medio tacón. La espalda al aire hasta la cintura, con finos tirantes, el pecho erguido y más que suficiente, el talle, las caderas, el corte largo de la pierna, todo perfecto por decir algo.

Y ahora ¿qué hacemos? donde encontraremos intimidad. No, no tuve que hacer nada, me tomó de la mano y me llevó a pasear por la playa. Voz pausada y agradable, manos bien cuidadas, apenas maquillada, perfume discreto y sugerente. Yaaaahooo, guapísima.

Nos sentamos en la arena, no le preocupa el vestido ni sus aberturas y conversamos. Mis ojos en los de ella, muy bonitos expresivos y sinceros. Sus labios perfilados y femeninos, pelo corto muy bien cortado, la brisa marina le daba excusa para moverlo gracilmente.

No me pierdo detalle de sus movimientos sensuales. Todos me muestran algo o me dejan ver que es lo mismo. Junta las rodillas recogidas con los brazos, muestra sus costados y cintura a través de los tirantes finos de la espalda. El corte lateral descubre sus muslos por debajo, hasta la juntura de ambos, las braguitas es toda su ropa interior.

Encoge los hombros, y el escote se abre insuflado por la brisa. Todo muy natural, los pechos morenos y turgentes y las areolas más oscuras. Todo lo que yo desearía ver bajo el vestido no tarda en aparecer naturalmente. Pero tampoco lo provoca. Se le nota cómoda y tranquila.

Nos levantamos y me lleva hacia el chalet frente a nosotros, el mar queda a nuestra espalda. Caminamos de la mano y seguimos hablando de nosotros, sin prisa y relatando sin ánimo de convencer, solo para dar pinceladas de nuestras vidas o sensaciones o deseos. Nos sentimos seguros el uno con el otro como si fuéramos novios de toda la vida.

Dama me dice. -Quería conocerte un poco, antes de llevarte a casa. No me he equivocado además de tu voz, tus ojos me gustan por sinceros y tiernos. Yo busco un hombre trabajado espiritualmente.

Yo pienso. -No sé a que se refiere trabajado espiritualmente. Monje se ve que no soy. Si vale que yo quería trabajarme interiormente con mí nostalgia aunque no haya podido?. Pero trabajado y empolvado si estoy, si eso también vale?. Pues vale. Vaaaleeee.

Me advierte que tiene un perro. Mal rollo, en ciertas circunstancias los animales y niños sueltos y fieras en general, manténganlos alejados. Me gustan los animales, espero que no nos agüe la fiesta.

Lo tiene todo pensado la bruja Dama, ha preparado una mesa para el Tarot y ha puesto música celta relajante. Está bien pues sin conocer mis gustos esta música puede valer. Enciende velas y sube las persianas el calor ha remitido.

El Sol ha caído bastante la luz viene de atrás, ya no se refleja en la arena que se ve oscura pero sí hay reflejos en el mar produciendo destellos y los pequeños barcos se ven blanco brillante. Es fantástico.

Se disculpa por no tener incienso, sinceramente prefiero su fragancia personal pero no consigo acertar que perfume lleva. Los dos nos felicitamos, ella por mi gentileza y yo por permitirme olerla de cerca. No le he besado el cuello de milagro, con la práctica que llevo hoy, pero siempre controlo mis instintos y no era imprescindible.

Estoy raramente encantado, dejando que sea Dami quien dirija. Lo siento por ella, no me concentro en las cartas y no es culpa del perrito una marilyn que se pasea por mis piernas sin decir nada. No estoy siendo nada brillante con el Tarot, quizá note mi distracción por ella. No le ha interesado la sesión de cartas pero creo que no importaba mucho, se levanta me toma la mano y me lleva al sofá...

-“Ahora me toca a mí lo prometido. Quítate la camisa”. Le hago caso, no iba a oponer resistencia. Me tumbo boca abajo y se va, vuelve sin perro y se unta las manos con aceites. Empieza el agradable masaje, yo no me acostumbro a la pasividad. Mi mente está imaginando su escote desbocado que no puedo ver, seguro que es precioso, y me preocupo por sus lumbares que estarán pagando esa mala postura.

Me preocupo siempre por todo, “déjate llevar” me digo a mi mismo ya que no tengo vocecitas interiores que me den consejos. No acepto voces y alucinaciones esquizoides prefiero compartir la realidad y recordarla toda mi vida. Bueno... cuando termine quizá fantasearé algo.

Lo dicho, se queja de la espalda (si es que soy adivino) y se viene de pie frente a mi que sigo boca abajo, mis brazos cuelgan al estirarlos y caen a lo largo de sus piernas. Un contoneo de caderas de ella, hace que mis brazos rocen sus piernas. Esto ya es demasiado, imagino ese contoneo cuando se enfundan los vaqueros o se suben las braguitas.

La tomo por las caderas inocentemente un buen rato mientras me masajea frente a mi cabeza. Me dice que me gire, le obedezco pero aprovecho para levantarme como una catapulta y es que uno no es de piedra, para estar pasivo a tanto regalo del destino.

Ella tiene las manos pringadas de ungüento y no se quiere manchar el precioso vestido verde de lino. Estamos los dos de pie enfrentados, me mira y se mira al escote, entiendo perfectamente su sugerencia. O es la que yo desearía, da igual que es lo mismo.

Le paso los tirantes por sus redondos y morenos hombros y cae el vestido hasta quedar colgado de sus pechos por un instante, pero un ligero y hábil movimiento hace que siga deslizándose hasta sus caderas, otro contoneo y cae a los pies, ahora un pie ahora otro. De película, como no iba a ser así, si las escenas de cine son como la vida misma.

Ya no sé que hacer, si me paso o me quedo corto, le miro los pechos con naturalidad y le digo lo bonitos que son. Lo agradece con una modesta caída de ojos y sigo mirándolos embelesadamente. Pezones erizados y areolas morenas, otra caída de ojos mas insinuante.

Mi mirada acaricia su figura, realmente es muy bella toda ella, agradece mis pensamientos, miradas y piropos. Como somos brujos los dos, sabemos lo que pensamos o quizás es simplemente porque estamos calientes como teas. Es lo segundo, seguro.

Me empuja lo justo para que me siente pero me tumbo cara arriba en el sofá, se monta de horcajadas, parece que hoy es el día de las brujas montadas, habrán brujas en Canadá?. No me quejo ni me quiero distraer con chistes.

Masajea o acaricia mi plexo solar, el baile orbital de sus areolas son todo un festival para mis ojos. No dejo nada por mirar, su pelo, sus ojos, sus labios, su cuello, sus hombros, sus pechos. Ahí se quedan mis ojos mas tiempo, en sus pechos que vienen hacia mí, se ha adelantado para besarme y mis manos los toman, recordando su posición instintivamente, caen justo en mis dedos ahuecadas para recibirlos .

Me dice al oído, “el primer día sin penetración comprende que apenas nos conocemos” y me besa la oreja. Por extraño que parezca fue un alivio. Sentada sobre mí, no me extraña que algo le recordara el taladro, pues aun llevando ella las braguitas y yo los pantalones, era evidente lo que teníamos entre las piernas.

La levanto para que estire las piernas, no conviene la misma postura de surfista de rodillas mucho tiempo. De pie sin separar nuestros labios, ella sin soltar sus manos de mi nuca, ni yo las mías de sus espléndidos pechos, estuvimos bailando al son de no se que música, solo existíamos por dentro.

Es difícil de explicar, quiero decir que si bien nos frotábamos el exterior, nos sentíamos desde dentro. Sería eso lo de trabajado espiritualmente?. Pues no es una chorrada oiga.

Era de noche y la Luna casi llena, estaba puesta justo en la ventana, sobre el mar su reflejo era un camino de luz en el agua y la playa completamente blanca. Con razón insistía ella en la cita para no perderse el solsticio, todo un privilegio para los dos.

Habían pasado las horas, no nos importaba el tiempo pero a la marilyn parece que sí, y le recordó rascando la puerta que ya era hora de pensar en sus necesidades. Las del perro quiero decir. Nos vestimos y todo seguía igual con la misma placidez y normalidad.

Que si bajar persianas, recoger la bolsa, la canasta del perro, apagar el gas. No olvidar las llaves etc.. Ya llevo yo al perro, me sentía emparejado con Dami desde siempre y por tanto hacia mis tareas de recogida y repaso como en casa de toda la vida.

Caminábamos abrazados. Saludando a los vecinos cargados de maletas, de fin de puente tan largo como sus caras. Caras largas y avinagradas, por envidia o hastío, de todo un poco supongo, nuestra felicidad podía ser exultante a los demás.

El perro tenía cuerda con recogedor automático, soy un maestro con este artilugio, con otros también, bastante hábil en general. Seguíamos al perro que iba a lo suyo. Yo le rodeaba la cintura, un contacto muy sensual, ella dominaba mi cuello con un abrazo posesivo discreto.

Cuando el perro se paraba o no, no sé, aprovechábamos el alto y nos abrazábamos de frente y nos besábamos una y otra vez, ella descansaba el bolso en el suelo y me atraía por la nuca. Sus pechos turgentes apoyados en el mío y mis manos en sus caderas, no se si me repito. El coche parecía estar muy lejos por lo que tardamos en llegar. El perro se daba mas que paseado pero no incordiaba nada.

El medio tacón de sus lindas sandalias a la medida justa. Su pubis en mi pubis, sus muslos en mis muslos. De vez en cuando, una mano en los glúteos tiraba para cerrar el abrazo. La suya o la mía indistintamente. Y el perro tampoco se quejaba, a lo mejor ya me quería.

Dama abrió el arcón de su coche lujoso y descargó el bolso, el perro saltó dentro y no se como se pasó al volante, le solté la cuerda que ya no daba para más, había llegado al final. Cerró el arcón con displicencia y se colgó literalmente de mi cuello, apoyando su trasero en el coche, de este modo podía frotar su pierna entre las mías, el coche limpio y la fina tela de su vestido, todo son texturas agradables.

Yo ponía las manos en sus pechos y caderas. Cada cual con sus preferencias. Seguían pasando vecinos espero que nos perdonen por no saludar ya que en un eterno beso no se puede hablar, estábamos en nuestras cosas y en nuestros pensamientos.

Nos despedimos mirándonos a los ojos, estos lo explicaban todo.
Fuimos por la autovía en paralelo un buen rato, ella en el coche de su padre y yo en mi moto, la carretera iluminada sólo por la Luna y por nuestros propios medios, estábamos iluminados por la magia del solsticio. Pero alerta es peligroso distraerse en la carretera de la vida.
El lobo malo y la fatalidad también existen.

Por lo que me contó de su vida... ¿Seguiría buscando al hombre trabajado espiritualmente?. Quizás yo me acerqué un poco más a ese arquetipo. Ella sabría lo que buscaba cuando lo encontrara, que no es otra cosa que lo que buscamos todos. Amor

Quizás temía encontrarlo por no correr mas riesgos, tenía poca y mala experiencia con el “hombre”, los ojos enamorados visten de cordero al lobo y de princesa a la bruja.

Sin amor no se vive. Digo VIVIR. Además hay lobos y brujas que valen la pena. Auuu. Yo no temo equivocarme y si me equivoco, cómo amo la vida no lo considero error, es la vida misma y sus vicisitudes. No temo a los lobos y amo a las brujas buenas.

Se terminó el día de las brujas ¡y que buenas!. Este día con su noche me desmontó la estadística, comer en abundancia un día y por otros de abstinencia, no es sensato.

Os maldigo dioses por torcer mis proyectos... Ah, y si otro día me queréis castigar con excesos, que sean de bienes que se puedan repartir mejor, tampoco me quejaré. Un poco de organización ¿No os parece, dioses?..

Ahora podría explicar la teoría del caos y el efecto mariposa y la ley de Murphy, que viene a cuento por lo de la organización estadística, pero no. Mejor no mezclar la ciencia y el romanticismo en este relato.

Todo lo que he relatado está basado en hechos reales. O casi por si todo fue una ilusión del día de San Juan, no han quedado pruebas físicas ni secuelas. Conservo en mi memoria imágenes, sensaciones y registros olfativos propioceptivos. Je, Je. Ahora mismo me acuerdo como eran los p...

Bueno termino, agradecido y reconociendo lo guapas que eran (son), las brujas buenas y lo bien que huelen y saben... y saben mucho sobre todo por ser femeninas. Os quiero. Miquel